El primer bastón peregrino

La Catedral de Santiago de Compostela alberga numerosos tesoros que pasan inadvertidos para la mayoría de los visitantes. A pesar de que algunos se encuentran justo delante de nuestros ojos.

Es el caso del bordón –o bastón- de Santiago, encontrado en el interior del sepulcro apostólico y sacado por el obispo Teodomiro por orden del rey don Alfonso. Este primer bastón peregrino, llegado a Galicia desde tierras palestinas junto con el cuerpo del Apóstol, se encuentra desde el siglo XVI en uno de los pilares del crucero de la Catedral, insertado en una fina columna que sigue el modelo de las del Pórtico de la Gloria. Un relicario que los visitantes a la exposición Camino. El origen pueden contemplar en la segunda planta del Museo Centro Gaiás, al principio de la parte de la muestra dedicada al Peregrino.

¿Cómo llego el bastón del Apóstol a ser parte de la Catedral? Desde que se encontró la tumba del Apóstol hasta finales del siglo XVIII, fieles y peregrinos non tenían contacto físico con sus restos, ocultos en el trasaltar de la Catedral y señalados con una estrella en el cenotafio del altar mayor. Este hecho provocaba cierta desazón en los peregrinos, a la vez que mantenía vivo el debate sobre qué restos se custodiaban en la Catedral compostelana. Para calmar los ánimos, durante estos siglos, la Catedral les ofrecía toda una serie de reliquias y relicarios vinculados al Apóstol: la cadena con la que lo apresaron en Jerusalén, el cuchillo con el que fue martirizado, el cuerno de uno de los bueyes bravos que transportaron su cuerpo de Iria Flavia a Compostela…

Y entre ellos, el que más destaca es el relicario del bordón a la que, hasta finales del siglo XIX, los fieles se acercaban para cumplir con el ritual de tocar con los dedos el regatón del báculo de hierro, insertado en la mencionada columna de bronce. Aunque hoy pasa prácticamente desapercibido para la mayor parte de los fieles que llegan a la Catedral, el relicario del bordón es uno de los pocos que ha llegado a nuestros días. 

 

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Santiago de Compostela, 26 de Mayo de 2015