Espejos

En el Bosque de Galicia se encuentra la intervención artística Espejos realizada por el artista Manolo Paz con el objetivo de afianzar el vínculo de este complejo arquitectónico con la Ruta Xacobea y la ciudad de Santiago de Compostela.

La intervención artística está compuesta por grandes cilindros de piedra que funcionan como una gran ventana de piedra desde la que contemplar la capital gallega desde una perspectiva única.  Estas dos esculturas pretenden despertar el interés de los y las caminantes con el objeto de que hagan una parada en el camino para visionar —antes de la meta anhelada que es la catedral— la perspectiva original que de la misma se le ofrece desde esta cumbre, integrada en el entorno natural de la capital de Galicia.

Además de ofrecer una panorámica diferente sobre la capital gallega, estas piezas de 3,5 metros de alto por 3,8 de ancho y 12 toneladas de peso servirán también para estrechar aun más la conexión de la Cidade da Cultura con el Camino de Santiago, ya que la Vía de la Plata transcurre paralela al monte Gaiás, por el barrio compostelano de Sar.

Conexión entre el Gaiás y el Camino

El nombre de Espejos proviene de esa imagen que todo caminante tiene en mente de la catedral, como fin último de la peregrinación o del Camino, y que la ventana central de estas dos esculturas le permiten reflejar unos escalones antes de la llegada.

En esta conexión,  la construcción en piedra —obtenida de la cantería compostelana de Lamas de Abade— remite ex profeso a las numerosas cercas de los senderos interiores de las diferentes Rutas Xacobeas y como apostó por el doble arco —tan característico del románico y tan presente en el arte del Camino— para construir la apertura ocular interior desde la que se encuadra el visionado de la Catedral.

En esta argumentación simbólica, también se apela a la cultura castreña, con tanto arraigo en Galicia, ya que en un juego de perspectiva de los Espejos remiten a los castros celtas, en este caso elevados en vertical, en vez de yacentes en el suelo.

Manolo Paz

Manolo Paz es, junto a Francisco Leiro, uno de los artistas más personales e imaginativos de la escultura gallega universalizada. Se da a conocer en 1979, con su participación en la V Bienal Nacional de Pontevedra, en la que sorprendieron sus piedras vagamente humanizadas, con una viruta razonada y, sin embargo, elemental. Su éxito lo llevó a estar presente en numerosas ediciones posteriores y fue siempre uno de los artistas más admirados.

Sus obras recorrieron Galicia y llegaron a Madrid y a otras ciudades de España, así como la Portugal. Con el citado Leiro y con los pintores Menchu Lamas, Patiño y Antón Lamazares confirmó su categoría en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, a mediados de los 80, hasta que llegó a Nueva York, Alemania y Japón, confirmando su condición de nuevo valor reconocido.

En la actualidad, cuenta con un nombre ya consagrado con una obra que se extiende por museos y colección institucionales de Galicia, de España y de numerosos países del mundo.