Federico Ribas: as liñas da beleza

Federico Ribas se hará conocido esencialmente como ilustrador y como publicista. Las abundantes portadas e ilustraciones, junto con los abundantes diseños publicitarios, le otorgarán una innegable fama en su tiempo, y a sus dibujos una difusión popular que los convierte en imágenes familiares, aunque poca gente hoy en día sepa identificarlos como del autor gallego.

Federico Ribas es especialmente conocido, en el ámbito popular, por su larga y exitosa carrera de publicista, fijando en la memoria de la sociedad de su época una imagen exquisita, mundana y elaborada de los productos que anunciaba, y esencialmente de los anuncios que, a lo largo de más de veinte años, diseña para la casa de perfumería Gal y sus múltiples productos. Crea para eso Federico Ribas un estilo propio, de raíces modernistas, de perfecto y estudiado dibujo, con continuidad y homogeneidad estilística, de líneas claras y sutiles, al tiempo que elaboradas. La marca Gal, que busca los mejores publicistas del momento, como Alfons Mucha o La. Ehrmann, va a finalizar encontrando en Federico Ribas Montenegro el dibujante ideal para dar a conocer sus productos y para fijar en ellos esa imagen de frescura, de elegancia y de belleza que sus diseños comunican al lector.

La faceta de Federico Ribas como ilustrador es quizás menos conocida que la de publicista, pero la aparición de muchas de sus ilustraciones en revistas de amplia tirada, como Blanco y Negro o La Esfera , le garantizaban también un amplio reconocimiento del público. Sus ilustraciones, variadas, imaginativas y sugestivas, hechas siempre con la calidad que Federico Ribas le suele dar a sus trabajos, forman un amplio cuerpo de dibujos que, por su cantidad y calidad, dan fe del enorme esfuerzo y dedicación de nuestro artista, al tiempo que de la facilidad con la que asume todo tipo de temas y entornos. Además de las ilustraciones en revistas de gran tirada, realiza ilustraciones de libros.

En Buenos Aires, donde se exilia con motivo de la Guerra Civil, realizó durante los años cuarenta las adaptaciones gráficas de O Quixote y de A illa do tesouro, además de otras obras, quizás menos conocidas, como las ilustraciones infantiles para la editorial Atlántida, de las que la Biblioteca de Galicia posee varios ejemplares.

 
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