María Antonia Dans. A maxia da cor

En este 2023 de nuevo una mujer es la protagonista en el Día de la Ilustración. Después de Lolita Díaz Baliño es ahora del turno de recuperar como ilustradora la obra de una de sus alumnas, María Antonia Dans.
 
La exposición organizada por la Biblioteca de Galicia quiere poner en valor la obra de esta artista con un estilo y gracia característicos. Algunas de sus ilustraciones más destacadas, como las que realizó para el cuento La Tata, de Carmen Martín Gaite, o las de los libros de la editorial Doncel, La aventura de la serpiente emplumada o La isla de las tortugas, podrán verse en esta muestra bibliográfica que estará abierta al público hasta mediados de mayo. Más de 30 obras originales, entre libros, dibujos, prensa y revistas, complementadas por reproducciones extraídas de las principias bibliotecas virtuales, serán las que permitan acercarse al trabajo de María Antonia Dans, artista plástica original, alegre, realista, expresiva, valiente, colorista y siempre vinculada a Galicia.

 


SOBRE MARÍA ANTONIA DANS

Nacida en Oza dos Ríos en 1922, María Antonia Dans fue una creadora plástica muy prolífica y versátil. Plasmó su talento no solo en la pintura, también en la ilustración, el dibujo publicitario, el grabado o el diseño textil fueron medios para mostrar su creatividad.

La faceta de María Antonia Dans como ilustradora tiene uno de sus primeros registros a finales del años 50 en los dibujos que complementan los artículos de María Pura Ramos en la sección «Mujer» del periódico Pueblo. Después de esas ilustraciones vinculadas a los periódicos y revistas de la época vendrán los trabajos para las nuevas editoriales que pretendían renovar la literatura infantil y juvenil. Será en la década de los 60 cuando María Antonia Dans destaque entre las ilustradoras por las que apostaron editoriales como Doncel o Susaeta para darle un nuevo aire más fresco a su publicaciones. Dans adorna estos cuentos y relatos con dibujos imaginativos y estimulantes, gracias a la fuerza de su paleta de colores vivas y a la ternura de sus figuras, teñidas de esa ingenuidad personal siempre presente en su obra.

A partir de 1970 diversifica su producción, y acompaña los textos de la colección Guías Everest con ilustraciones en las que emplea técnicas mixtas, como la acuarela o la cera. Pese a los nuevos horizontes temáticos, en estos años persiste su estilo característico de sujetos de aspecto simple e inocente que aún cautivaba, por medio de un juego cromático tan carismático, la sociedad del momento.